Cómo evitar o encontrar una espiga en el cuerpo de tu perro
La espiga: una enemiga silenciosa que compromete el bienestar animal
Dicen que el mundo puede dividirse según si prefieres una u otra cosa: playa/piscina; refresco/agua, pizza con o sin piña... así que hoy os preguntamos: ¿de qué estación del año sois?
Seguramente, dentro del team “primavera” no encontraremos a muchos amantes de los perros pues es una época del año donde muchos de sus enemigos cobran vida: la procesionaria, los parásitos… Entre estos enemigos encontramos uno que suele pasar muy desapercibido pero que, por desgracia, hemos tenido que combatir esta semana junto a Boxi: LA ESPIGA. Concretamente, es un agente que puede comprometer mucho el bienestar animal.
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CONSEJOS PREVENTIVOS
Para evitar el tener que hacer frente a una situación tan desagradable os damos los siguientes consejos:
- Evitar zonas con espigas: los bosques, campos y parques suelen tener espigas ya que es una planta invasiva y sus semillas se esparcen con mucha facilidad.
- Revisión completa del cuerpo del perro: mirar de manera exhaustiva todas las partes del cuerpo de tu perro, especialmente, las patas (entre los dedos), las axilas, las orejas y la nariz. En caso que tu perro tenga el pelaje largo, por capas, apartar bien los mechones entre sí. Inspeccionarlos como si estuvierais buscando garrapatas o pulgas.
- Peinar al perro tras los paseos: otra de las maneras que nos ayudará a comprobar y sacar las espigas del pelo de tu perro es peinarlo cuando volváis del paseo.
SIGNOS DE ALARMA
Las espigas tienen sus preferencias a la hora de clavarse, por lo que, tenéis que poder identificar diferentes signos que te informan que están presentes en el cuerpo del perro.
Tronco o patas: Los perros que tienen clavadas espigas en las patas u otras partes del tronco suelen mostrarse más nerviosos, cojean y están constantemente rascándose o lamiéndose la zona donde está la espiga clavada. El dolor los lleva a estar apáticos y con pocas ganas de interaccionar. Como bien sabéis, el cuerpo es muy inteligente y, cuando nota un cuerpo extraño (en este caso la espiga), trata de proteger al individuo creando capas sobre él. Es por ello que, otro de los indicativos que informan de la presencia de una espiga es un bulto en la zona donde ésta está clavada.
Orejas: Si tu perro está constantemente rascándose las orejas o sacudiéndose, probablemente es porque se le haya clavado una espiga en ellas. Es un dolor muy intenso y molesto, por lo que puede llevar al perro a hacerse heridas en el intento de expulsar ese cuerpo extraño.
Ojos: Las espigas suelen clavarse en los párpados y llevan al perro a rascarse la zona de una manera más persistente. Como en los casos anteriores, el dolor es muy elevado y pueden causar la pérdida de este órgano tan importante. Además del rascado, también muestran torpeza y lentitud al andar y tienen pequeños accidentes como el tropezar o chocarse con objetos.
Nariz: Esta es una de las opciones más problemáticas que puede darse. La espiga se clava dentro de los conductos nasales provocando constantes estornudos, moqueo e, incluso, sangrado. Concretamente, con Boxi es lo que vivimos y el agobio que siente el perro es muy alto.
SOLUCIONES, CUIDADOS Y REMEDIOS
Sea cual sea la situación con la que te encuentres, acude SIEMPRE a tu veterinario. En algunos artículos te aconsejan que seas tú mismo quién extraiga la espiga con pinzas esterilizadas. Nosotros te recomendamos lo contrario pues, en gran parte de las ocasiones, no se extrae por completo la espiga y eso conllevará problemas para el bienestar de tu perro.
Tras la extracción, os recomendamos un tratamiento natural infalible: limpiar varias veces al día la zona con agua de mar y aloe vera; la primera actuará como desinfectante y el segundo como cicatrizante y regenerador de la piel.
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