Las fases del duelo por las que pasamos y a las que volvemos tras la pérdida de un animal
Navegando el Océano del Duelo
La pérdida de un animal de la familia es un viaje doloroso y transformador que nos invita a explorar las profundidades de nuestras emociones y la esencia misma de nuestro ser.
Como seres espirituales que compartimos un vínculo profundo con el reino animal, el duelo por la pérdida de un compañero nos sumerge en un océano de emociones y reflexiones, viviendo diferentes fases del duelo. Es importante tener en cuenta que, el superar una fase no te “salva” de volver a pasar por ella. Son fases que no siguen un orden estricto y que el volver a alguna inicial no significa que estés retrocediendo.
Cada uno vive el duelo de una manera única e, incluso, podemos mostrar diferentes maneras de superar el duelo dependiendo del vínculo y relación que hayamos tenido con el ser que ha fallecido.
Tener esta información sobre las fases del duelo te ayudará a poder identificar y entender el proceso en el que te encuentras y, por lo tanto, a dejarte llevar por cada una de ellas, desde la compasión y la comprensión, para poder ir sanando y honrando.
Trauma y Shock: El Maremoto Inicial
Cuando recibimos la noticia abrumadora de la pérdida de nuestro amigo, a menudo, nos encontramos atrapados en las turbulentas aguas de la negación y el shock. Es difícil procesar la realidad de que nuestro compañero ya no está con nosotros, y podemos sentirnos como si estuviéramos flotando en un mar de confusión y desorientación.
Precisamente, hay ocasiones en las que llegamos a creer que todo ha sido una pesadilla y que va a seguir estando al otro lado de la puerta esperando nuestra llegada a casa. Esta fase inicial del duelo nos sumerge en una niebla de incredulidad, donde luchamos por aceptar la realidad de lo que ha sucedido. Esta fase suele prolongarse durante más o menos tiempo e incluso repetirse a lo largo del proceso dependiendo de si la muerte ha sido o no repentina. Normalmente, cuando la muerte es por vejez o por una enfermedad terminal, el shock suele ser menor que cuando el animal muere por un accidente o por alguna otra causa no esperada.
Protección y Negación: Construyendo Muros alrededor del Dolor
Para protegernos del dolor abrumador pero, a la vez, salir del shock, nuestra mente se refugia en un estado de negación en el que buscamos desesperadamente rechazar la realidad de la pérdida. Llegamos incluso a buscar culpables y a enfadarnos con profesionales de la salud, con la vida, con Dios o con personas cercanas debido a lo difícil que se hace el sostener tal dolor.
Construimos muros alrededor de nuestro corazón herido, evitando enfrentar el torrente de emociones que amenaza con consumirnos. Nos aferramos a la ilusión de que nuestro amigo aún está con nosotros, recurriendo a pensamientos de negociación con la vida para que tu animal vuelva a estar a tu lado.
Integración y Conexión: Tejiendo los Hilos del Recuerdo
A medida que nos sumergimos más profundamente en el proceso de duelo, comenzamos a encontrar una sensación de calma en la aceptación gradual de nuestra pérdida. En esta fase de integración, comenzamos a tejer los hilos de los recuerdos preciados que compartimos con nuestro compañero animal. Nos permitimos sentir el dolor de su ausencia mientras nos aferramos a la belleza de los momentos compartidos, encontrando consuelo en la conexión eterna que compartimos.
Es un momento en el que es muy importante dejarse llevar por las emociones para entenderlas y abrazarlas.
Crecimiento y Transformación: Renaciendo de las Cenizas del Dolor
A medida que emergemos de las profundidades del duelo, nos encontramos transformados por la experiencia misma de la pérdida. En esta fase de crecimiento, aprendemos a abrazar la vida con renovada apreciación y gratitud. Nos convertimos en testigos de nuestra propia resiliencia, encontrando fuerza en la vulnerabilidad y sabiduría en el dolor. Aunque la pérdida de nuestro compañero animal dejó cicatrices en nuestros corazones, también nos brindó la oportunidad de crecer y florecer en nuevas formas de ser y amar.
En última instancia, el viaje del duelo por la pérdida de un animal de la familia es un recordatorio poderoso de la profundidad de nuestro vínculo con el reino animal y la importancia de honrar y celebrar el amor incondicional que compartimos con nuestros amigos. A medida que navegamos por las olas del duelo, encontramos fuerza en nuestra capacidad para enfrentar la adversidad y transformar nuestro dolor en un tributo eterno al vínculo sagrado entre humanos y animales. En el océano del duelo, encontramos la fuerza para sanar, crecer y encontrar renovada esperanza en el brillante horizonte que se extiende ante nosotros.
Si has perdido a un animal y te gustaría poder recibir acompañamiento emocional, contacta con nosotras, estamos aquí para avanzar contigo en estos momentos tan complicados.
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