¿Qué pasa cuando se abandona a un animal? Consecuencias directas del abandono
Si analizamos a España basándonos en la frase de Gandhi “la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales” la conclusión que se saca es que no vivimos en un país ni grande, ni evolucionado pues, precisamente, es uno de los que más abandona y maltrata a sus animales.
Concretamente, en España, sólo contando con perros y gatos, se abandonan más de 100.000 animales al año. Una cifra que no mejora pese al paso del tiempo y donde las leyes no parecen ni cumplirse, ni ser lo suficientemente duras como para que una persona se lo piense dos veces antes de abandonar.
Pero, ¿sabías que el abandono conlleva un impacto directo en la sociedad?
Coste económico que todos los habitantes pagamos
Un animal abandonado necesita de un servicio de recogida (por cada animal recogido, se paga un alto coste) y una protectora, en la que trabajan personas pagadas por entidades públicas.
Consecuencias sanitarias e higiénicas:
Los animales abandonados pueden transmitir enfermedades (rabia, tiña y sarna) y parásitos (pulgas, garrapatas…) que también afectan al ser humano.
Los animales abandonados suelen estar desubicados y tener mucho miedo, cosa que les lleva a estar más a la defensiva y, por lo tanto, poder reaccionar de manera agresiva con personas y otros animales.
Los animales abandonados pueden provocar accidentes de tráfico donde no sólo pierde él la vida, sino también la de la persona que conduce y la de los pasajeros que lleva.
Muerte del animal que abandonas:
Cuando un animal lleva mucho tiempo en la protectora o se considera no adoptable, suele ser eutanasiado.
Desde España salen muchos camiones cargados de perros y gatos hacia países en los que su carne es apta para el consumo humano, como por ejemplo, China.
Es muy importante tener en cuenta estos tres puntos ya que está en la mano de todos los que somos responsables de animales el comprometernos con su bienestar y del de la sociedad en la que vivimos.
En conclusión, antes de tener a un animal pregúntate:
¿Puedo encargarme de la felicidad y bienestar de un animal?
¿Tengo tiempo para dedicárselo a un animal?
¿Puedo hacerme cargo económicamente de las necesidades básicas y aspectos extraordinarios que puedan surgir?
Si a todas estas preguntas te contestas que sí, entonces, podrás tener la suerte de compartir una vida maravillosa con un gran maestro. Si, por el contrario, crees que no, entonces, lo que te hace realmente amante de los animales es que ayudes de manera voluntaria a protectoras, pero no que adoptes a un animal pues, como veis, las consecuencias van más allá de lo que a simple vista parece.